lunes, 5 de enero de 2015

Un cambio milagroso de actitud

Este domingo salimos a comer en familia, era bufet y cortes de carnes a las brasas. Mis nietos vieron una fuente de chocolate con malvaviscos, se les dijo: Al terminar de comer pueden comer el dulce, ellos se apuraron.

Mi nieta me dijo: ¿Me acompañas abuelita? Ella estaba bañando sus bombones con mucho cuidado y… sí: se estaba demorando, cuando una voz detrás mío le dijo de forma poco amable: ¿Sabes hacerlo niña? 

Siempre que alguien agrede a alguno de mis hijos o nietos me trasformo en “Hulk” y salgo en su defensa, pero mi hijo me había llevado a un restaurant muy “Cool” me contuve de ahorcarla y no con un tono inmoderado, sino de forma correcta sería, dije: Por favor no le grite a la niña, prefiero que se dirija hacia mí, pero de una forma adecuada. También le dije, respondiendo a su amable pregunta, Ella sí sabe ¿Usted sabe usarla? Hizo una mueca y se volteó, pensé “gente desesperada amargada” conviene compadecerse de gente así, que siempre está enojado, irritado y siente que todo el mundo está en su contra. Me dijo mi hijo le hubieras dicho: ”Por favor no le hable a la niña, no me agrada que nadie le hable”, también hay personas que simplemente prefieren ignorar al atacante. 


Ciertamente, en ese momento te sientes como si te hubieran tirado un balde con agua fría y no haces nada para detenerlo. Pero la desventaja sobre esta forma de reacción es que el abusador siente una especie de triunfo y satisfacción y con la mía se sintió muy pequeña. Claro este tipo de situaciones depende de sus prioridades: desea mantener la calma, atacarla o darle a la otra persona una lección de buenos modales. En lo personal hubiera preferido ahorcarla, aunque debo reconoces que solo con mi mirada y el tono de mi voz palideció


Por primera vez ¡Tuve cuidado! Recordé a mi nieta presente, al margen de dar un mal ejemplo, podría apenarla otra reacción más agresiva, Independientemente de la estrategia que elijas, es importante mantener la confianza en nosotras misma, en nuestras capacidades maternales, y de esta forma evitar que los comensales se asusten al escuchar mis gritos. 


Siempre es conveniente abrazar al niño; de esta forma él se sentirá seguro y aprenderá cómo reaccionar ante una agresión. No hay necesidad de tratar de demostrar que soy “más dura” que el otro. Hay que Intentar apaciguar la situación dejando tu dignidad y la de la niña intacta, y no perturbar al niño ni a la gente a mí alrededor. 


Milagroso en mí ¿Qué opinan familia?

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